lunes, 16 de septiembre de 2013

El príncipe azul no existe


Siempre he querido escribir algo con este título. En diversas ocasiones intente escribir un libro con ese título. Pero esta vez será solo un breve análisis. Hoy hable con una amiga mía que cometió el error que todas mis amigas y estoy seguro que todas las amigas del lector comenten. Sigue esperando al príncipe azul. No es nada reprochable. De hecho es algo bastante natural y común. Ilógico, inverosímil y sin punto verdadero, pero natural y común. No malentiendan estas declaraciones, eventualmente hablare de los fantasmas masculinos, pero por ahora concentrémonos en este ser mitológico.
               
                Galante, educado, servicial, paciente, consentidor, adinerado, caballeroso, guapo, encantador, inteligente, Sofisticado, soberano, buen vestir, decidido, organizado y por supuesto valiente y varonil. Estas son las marcas que etiquetan a este minotauro moderno. Y hasta el día de hoy, las mujeres se adentran, dependiendo de la edad, en esta cueva oscura, este laberinto que es el establecer relaciones, con la esperanza que eventualmente y después de golpear un par de callejones sin salida, encontraran a este minotauro. Y esto se realiza con la plena fe, por lo menos al principio, de que este agente de la fantasía aparecerá. Como digo, realmente es un hecho de lo más normal.

                Sin embargo, creo yo que estas chicas que parten en búsqueda del susodicho, ignoran el hecho de que están hablando de un personaje idealizado en miles de cuentos de hadas. Ignoran, no por ignorancia sino por elección. Para empezar un tipo de las características que describo sería un absoluto y total ego maníaco. Uno tiende a volverse orgulloso cuantas más cualidades le son otorgadas y reconocidas. Los seres humanos somos seres imperfectos y como tales seres imperfectos los hombres más que las mujeres desarrollamos una habilidad para ser lo peor de lo que podemos ser. Si nos permitimos hacer uso de la historia antes que de la ficción, podremos ver que la realeza es más bien un sacrificio. Con muchos beneficios pero con más sacrificios de los que un hombre común está dispuesto a hacer.  El príncipe real, es un ser altamente complejo, obscuro y en general inamovible en su andar, decidir y concertar.
               
                Y que quiero decir con esta introducción a la realeza? Que todo, absolutamente todo viene atado con un lado bueno y uno malo. Aquel tipo encantador, dicharachero que fascina a las mujeres por su “charm”, muy probablemente  sea encantador con TODAS. Lo cual trae el tema del celo y las posesión eventualmente. Aquel hombre decidido y adinerado, muy probablemente no le dará a su mujer una independencia o un lugar en las decisiones que tienen que ver con eso que le sobra. Un hombre respetuoso, caballeroso y galante, muy probablemente tenga algunos complejos de Edipo por resolver y hay una garantía casi invariable de que la mama de él y la mujer a la que él ame tendrán varias trifulcas por la atención de él.

                Con esto ni quiero decir que no haya hombre bueno, únicamente que hay dos cara por cada moneda que uno tira en este juego del amor. Una mujer de profunda sabiduría teórica pero muy poca respuesta de acción una vez me dijo: Yo quiero un hombre cuyos defectos yo pueda tolerar”  Creo que es la declaración más realista que he escuchado sobre el amor.

                Por otro lado, tengo esta amiga, que constantemente me pregunta y pide consejos sobre estrategias con hombres. Yo, siendo uno de los peores, le doy a veces parte de mi sabiduría de manipulación y consigue pequeñas victorias sobre los desdichados hombre que caen bajo sus preciosas pestañas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte ya está dubitativa, ya no me pregunta por objetivos simplemente me pide “ Cole, como le hago para que me quiera” y mi respuesta es “Si supiera eso, tendría el secreto más valioso del mundo.” Pero hay algo importante que considerar. Cuando su intensión única y determinada era terminar bajo las sabanas de un hombre, las cosas se vuelven increíblemente fáciles. No hay nada más fácil en la tierra que llevarse a un hombre a la cama. Yo mismo soy el tipo más fácil del planeta. El problema es cuando el amor está en juego. Ahí todos tenemos diferentes niveles de complicación. Hay quienes deciden dejar esa ecuación aparte, guardada en un cajón hasta que llega una edad más apropiada (la mía seria como a los 60), hay quienes únicamente quieren casarse y después irán buscando el amor con lo que se deje, hay quienes gustan de repartirlo, hay quienes lo buscan con desesperación y hay hasta algunos hombres que dejan que el amor fluya cuando fluye. Todos tienen un diferente nivel de complicación. El problema con muchas mujeres es que verdaderamente saben lo que quieren pero deciden adaptarlo a la complicación del tío en cuestión y esperan a que sus intereses se junten, lo cual no siempre pasa. A veces es mejor saber qué es lo que quieres y no dejarse arrastrar por el nivel de complicación que un hombre tiene en la cabeza. En otras palabras, di lo que quieres, retírate cuando los intereses no se junten.

                Otra razón por la cual esta figura de “el príncipe encantado” se ha vuelto completamente mítica es por la sencilla razón por la cual las mujeres lo persiguen. A este tipo se los venden sus madres, sus tías, sus hermanas y primas mayores gracias al ser más malvado que ha existido en el planeta antes de George Bush…. Walter Disney. Fascista, racista, espía y ejecutor, Disney creo una red de mentiras en la cabeza de todos los humanos desde 1936. Igual que televisa ha estupidizado a los adultos de poco discernimiento, Walt Disney se dedicó a adoctrinar a ya casi 4 generaciones de niños en conceptos básicos de moral producida por el estado, bajo el pretexto de mantener inocentes a los niños con valores de calidad, Disney y su máquina lograron lo que querían. Mantener a todos a raya, asustados de salirse de la línea que se nos impuso. Y como afecta todo esto al príncipe azul? Todas las niñas se han puesto a la expectativa que un hombre desconocido, por su atractivo físico y su docilidad, vendrá a rescatarlas de todos los problemas que la vida les presenta sin darles a ellas oportunidad de crecer por sus propios méritos.

                Todo iba perfecto para Walter, hasta que las mujeres pudieron votar y reclamaron sus derechos. Pero entonces una paradoja nació. Mujeres capaces, creativas y luchadoras se encontraron con que el paradigma de su infancia y lo que se probaron a sí mismas estaban encontrados. Y llega por ahí de los años ochenta la revolución. Que quiere la mujer del hombre? Nunca se le enseño a requisitar cosas del hombre, estaban ya prerrequisitadas con tanta trinche caricatura donde el oligarca saca a la plebeya de su miseria y la vuelve una princesa. Pero ahora resulta que ya pueden salir de la miseria solas. No solo eso, ellas pueden estar solas. Y fue ambos, una divina realización así como una terrible resaca al alma. Existe la posibilidad de estar sola.

                Y entonces llego el miedo, a la soledad, a la vida, a no encontrar a quien este para ellas. A no ser adecuadas, a no estar suficientemente delgadas, a no ser suficientemente inteligentes. Y entonces el príncipe Azul tomo un nuevo matiz y se volvió la bandera por las cuales manipularon a una nueva generación de mujeres haciéndolas sentir inadecuadas para el susodicho caballero. Y hoy?

                Hoy entre tanta información, este personaje sigue teniendo mucha fuerza, puesto que ahora el miedo es no encontrar a este unicornio en medio de tanta realidad, a veces es una bandera que toman las mujeres para no dejar que nadie se acerque si no tiene tal o cual característica, hoy este personaje se ha vuelto verdaderamente un caos mental, social y, por qué no, sentimental para todas las mujeres. De pronto es tanta la concentración, principalmente en las primeras etapas de la vida sexual activa, que es casi imposible mirar a un hombre normal y reconocerlo por precisamente ser eso… un hombre real.

                Concluyendo, creo que ya está un poco de más esperar al príncipe azul. Si en realidad lo que la intensión que este personaje carga es el sentir el amor de pareja, pleno, sin prejuicios, sin tapujos y sin el difunto Walt queriendo controlar sus expectativas, creo que hay formas sencillas de verdaderamente elegir a un hombre por su irrevocable realidad. Primero que nada, hay que saber lo que se quiere, si no quieres a un drogadicto, deja de buscar a tu soul mate en tus amigos de las fiestas. Conoce que es lo que estas dispuesta a tolerar. Si no toleras la mala ortografía, aléjate del “ola ke ase”. Y por último, pierde el miedo, a la soledad o al salir herida. A final de cuentas no hay garantías en este planeta. Incluso un cínico como yo ha estado profundamente enamorado y dispuesto a todo por una mujer…
Por un tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario