Vengo regresando de lo que seguramente el destino andaba
cocinando para mí como mi pedazo de cielo. Una amiga mía comentó alguna vez en
una descripción para otra amiga como “Cole, es como la reencarnación de Pedro
Infante.” No estuve muy de acuerdo de inicio con esta declaración. Yo como que
me autonombraba la reencarnación de Copérnico o de Mendel o alguien así como trascendental
en la vida científica, pero como con mucha hueva. Después de los últimos 5 días
en Guadalajara presiento que la introspectiva se merece un manazo y la interpretación
externa de mi amiga termina por ser una terrible realidad.
Me
hallé en una ciudad diseñada para mí. “Y le gustó la ciuda’, Joven?” Me
interrogaba el taxista que me dio un ride al aeropuerto a mi salida. Mexicanote
el condenado. Bigote largo hasta el borde de la quijada, panzón y malhablado. “Sí,
está muy chula la mendiga” comenté. “Pos a mí se me hace igual que el D.F. pero
la mera neta aquí están bien pinche buenas las viejas. Por todos lados hay
viejorronones” No me quedo otra que reírme en voz alta porque, a pesar del tono
más bien perverson del hombre, esta declaración era absolutamente cierta. Mi
mirada estaba inundada de placer. A donde fuera y donde mirara había de estas
criaturas que a mí me encantan, esas que se han vuelto un motivo de estudio
para mí. Mujeres. Tengo la firme convicción que todas son maravillosas de una u
otra forma. Una mirada, un gesto, una acción, pero todas, hasta las mas
perversas, tienen algo encantador. Pero Guadalajara me las enseño de una manera
altamente adornada. Incluso mi corazón se quedó plantado en las tierras de una
de ellas. Ignoro si lo sepa para estos momentos pero hoy soñé con ella.
Una tapatía
alta, de tez blanquísima, ojos grandes y redondos, labios carnosos y la voz más
suave y sexy que he escuchado hasta hoy. Desafortunadamente mi debilidad por la
susodicha me dejo pasmado. Casi tanto como cuando conocí a una tormenta, pero
no igual. Mis piernas temblaron, mi voz se rompía, mi completo ser se
estremecía en duda. Cómo podré hablarle a esta sirena tapatía? Por desgracia ya
para el momento que me atreví a hablarle, el tequila en mi cuerpo sobrepasaba
los niveles de agua y sangre en él por lo que mi torpeza fue multiplicada y
solo alcancé a alabar alguno de sus atributos y le di mi teléfono. No, no pedí
el suyo, el idiota de mi le dio el mío. Ahora comprendo eso que dicen que “Alcohol
and por judgment don’t make a good choice”.
Y
bueno, el tequila. El pueblo (o ciudad, por si alguien se ofende) es hermoso.
Caballos en las calles, cantina a cada dos vueltas, y la destilería de José
Cuervo. No sé qué es pero creo que Pedro Infante vive en mí ahora. Y el ritmo
de la gente, su tono tapatío, la comida, el mariachi a casi cada diez minutos
sentado en una cantina, en fin, todo lo que un charro a caballo quiere de la
vida. Y la vida la viví ahí. Cantando, bebiendo, mirando y al final enamorado.
Tuve mi primer momento Pedro Infante al ver pasar a la gente en la lluvia,
voltear mi cabeza y ver a todos mis hermanos y sus hijos sentados en una
cantina comiendo, bebiendo (menos los menores, claro está), hablando, riendo, tomándose
de la mano para recibir la electricidad del tipo de los toques. Pero parecía
más que se tomaban de las manos para orar, una oración divertida, llena de
tradición y risas. Creo que el tipo de los toques eléctricos es una especie de
cura, sacerdote cuyo propósito es que la gente se tome de la mano con más
fuerza de la que jamás se habían tocado. E incluso algunos bajamos la cabeza y
cerramos los ojos mientras nos pasa su palabra a través de la electricidad.
Más
detalles en otro post, por ahora espero a Laura, a ver si mi torpeza le atrajo
en absoluto siquiera para contestarme.
siempre nos atrae lo nuestro, las tradiciones...creo que en esta enorme ciudad nos hemos olvidado de convivir, de hablar, de tomarnos de las manos. Todo es por celular, por redes, internet, pero ya casi nunca ves a la gente a los ojos cuando le dices algo, hay que volver a eso. saludos
ResponderEliminarA veces se nos olvida vivir por tratar de demostrar que estamos viviendo... Saludos
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